miércoles, 5 de agosto de 2009

Hélène Cixous y su risa de medusa

La medusa no aniquila, mira de frente y se ríe: Hélène Cixous escribe este ensayo* con la cabeza lúcida y el corazón ardiendo. Su travesía, filosófica e históricamente fundamentada, está escrita desde la poesía y es, a ratos, muy personal, lo que permite a las mujeres como lectoras un acercamiento más íntimo con el texto. Habla de la escritura desde lo femenino, desde su posición como creadora, recorre la relación del hombre y la mujer, sus conflictos, diferencias y deseos a lo largo de la historia y de la literatura, desde la mitología griega hasta Joyce.

Al leer a Cixous uno se plantea cuestionamientos aún centrales: ¿Cuál ha sido la visión del hombre y de la mujer con respecto a su relación con el otro?, ¿cuál, la visión de lo otro y de sí mismo?, ¿en qué consiste lo femenino en literatura?¿cuál es el futuro de la escritura de la mujer, cuál de lo femenino?

Monumento a la carencia.

Para el hombre la ausencia hace deseable a la amada: “dependiente, luego adorable”.

El deseo masculino está sustentado en la carencia (p. 20). El hombre mantiene a distancia a la mujer para gozar de las ventajas de la ambigüedad física: la desea, pero se marcha para desearla aún más en un terreno seguro donde no puede ser dominado por el deseo de ella. Y así cree que, al no colmarla, mantiene vivo su interés, dependiente de él, de su regreso. (Encumbramiento de Ulises).

Paradoja de la alteridad

La historia de la humanidad está trazada por la distinción entre el yo y el otro, entre lo propio y el límite que impone el exterior. Es necesario que exista el otro para que uno se reconozca a sí mismo por oposición. Esta oposición implica una jerarquización donde uno tiene el poder y establece una relación de mutua dependencia: no hay amo sin esclavo. No hay propiedad sin exclusión. Esta es la paradoja de la alteridad: el otro está ahí para ser “reapropiado, retomado, destruido en cuanto otro”. (p.25).

La mujer es un ser extraño al que el hombre le teme. Los hombres tienen la necesidad de temer: asocian la feminidad a la muerte y se convierte en un reto para ellos amar a esa extrañeza a la que temen pero quiere apropiársela. (p.21).

Poder

El poder indiscutido es la esencia de la virilidad. La historia es el recuento de la disputa por el poder: guerras, enfrentamientos, saqueos, genocidios. El hombre es Teseo que busca la cumbre, y en su marcha atraviesa cuerpos femeninos que lo dan todo: “sin calcular, sin dudar”. Pero la mujer solo es un medio en la carrera al triunfo, cuanto más, un paréntesis (p.31).

Lógica del deseo: historia de apropiación

Vivimos bajo el imperio de lo Propio cuya lógica falocéntrica del deseo ha sido reproducida por teóricos e intelectuales y se resume en la imposibilidad de pensar en un deseo que no implique conflicto o destrucción (p.35-36):

  1. El deseo, es un deseo de apropiación que surge de una mezcla de diferencia y de desigualdad. (En igualdad, el movimiento es nulo).
  2. La diferencia sexual en condiciones de igualdad no desencadena el deseo. Sin desigualdad, sin lucha, hay inercia, muerte.
El deseo masculino es condicional: la mujer debe “resistir” un tiempo suficiente para que él pueda “experimentar en ella su fuerza y su deseo, y no demasiado a fin de darle a gozar, sin demasiados obstáculos, el retorno a sí mismo” (p.37). La valorización de lo propio organiza la oposición identidad/diferencia. Miedo a la expropiación: el deseo del hombre se inscribe como deseo de reapropiarse de lo que puede perder. El movimiento de la historia es el movimiento de la propiedad.



Goce femenino y escritura

El falocentrismo, con Freud a la cabeza, basa sus teorías sobre el deseo en la diferenciación anatómica de los sexos: oposición tener/no tener falo: la condición (fatal) de la mujer se define por la carencia anatómica: existe sólo una libido y es de esencia masculina.

Para Cixous, la diferencia sexual se centra a nivel del goce. Si el deseo femenino responde a una lógica fuera de la economía masculina de la apropiación ¿cómo se inscribe y cómo se escribe el goce femenino?

El deseo está en función de la relación con el otro. Mientras el hombre afirma la primacía del falo, cerrado en la adoración de sí mismo, la mujer es bisexual en el sentido de que localiza en sí misma la presencia de los dos sexos “no anula las diferencias, sino que las anima, las persigue, las aumenta” (p.45). Ama al otro en calidad de otro, por ser otro.

Desde esta perspectiva, la diferencia de literaturas se inscribe en la valoración de lo propio. La literatura desde la mujer, en su bisexualidad, puede habitar lo otro desposeída de sí misma, regida por una lógica de no-exclusión y no de posesión. Y en esto radica otra de las diferencias sustantivas: en el dar. ¿Qué se da y qué se espera al dar? Y aquí Cixous responde, a mi juicio, de manera visceral: el hombre espera la plusvalía viril: autoridad, poder, placer narcisista. La mujer al darse, se da placer, felicidad. Su escritura, capaz de contener en sí misma al otro, es variada, abierta, receptiva: “no puede sino proseguir, sin jamás inscribir ni discernir límites, atreviéndose a esas vertiginosas travesías de otros… su lengua no contiene, transporta.” “Su despertar no es una erección, sino difusión” (p.49).

La palabra femenina está sostenida por todo el cuerpo: “su carne dice la verdad, se expone”. Desde sus cuerpos, las mujeres escriben. Privilegian la voz “que al tocarte, te conmueve, te empuja a recorrer el camino que va desde tu corazón al lenguaje.” (p. 57). Para Cixous la mujer debe escribirse en una escritura nueva, insurrecta, des-censurar el cuerpo, y por lo tanto, la palabra.

Termina el ensayo con un análisis sobre Electra y manifestando su personal pasión por los admirados Shakespeare y Kleis cuyas obras, desde su punto de vista, logran esta visión de totalidad, donde lo femenino y lo masculino no se excluyen ni se funden, son en ese amor-otro: la escritura.

*(H. Cixous. La risa de la medusa. Ensayos sobre escritura. Barcelona, Antrophos, 2001)







© Mónica Sánchez Escuer

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por compartir tu escrito sobre Hélène Cixous y su risa de medusa. Saludos cordiales.

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  2. tendenciosa y sensual, bien escrita, o más bien, siento que emplea lo sensual como dispositivo de convencimiento. Lo que te regresa a las ideas y preguntas de primaria: cuando dice "La mujer..." de qué está hablando? cuando dice "la escritura de la mujer" de qué escritos está hablando? es una idealización o una descripción o una prescripción de la escritura de la mujer? hablas de la mujer desde el género (teoría de género)? etc.. Pero es muy poética y sensible (también me gustó lo de "no erección sino difusión"), pero no lo veo muy lúcido como sí tendencioso y ligeramente manipulador su ensayo 😕
    al final parece un texto un poco triste porque pues sí habla desde la teoría de género y lo "mujer" es aquel constructo de una matriz social, y termina recomendado a las chicas que escriben que lo hagan de tal o cual modo (ahí da sus recomendaciones) y cuando intenta ejemplificar esa literatura femenina dice: tal como Shakespeare y Kleist. 😞

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